segunda-feira, 18 de fevereiro de 2008

El jefe del Vaticano quiere ver al PP en el gobierno

Todos los católicos romanos («la muchedumbre de los fieles») deben obediencia al papa, quien tiene «la potestad plena, suprema y universal, que puede ejercer siempre con entera libertad». O sea, como le dé la real gana. Esto atañe en particular a sus obispos, los cuales han de ejercer siempre su ministerio «en comunión con el obispo de Roma», el «jefe» y «cabeza» del «colegio episcopal» (Catecismo de la Iglesia Católica, 1992, págs. 210-211).

Sobre esa base hay que leer la nota de la Conferencia Episcopal Española (CEE) hecha pública el 30 de enero, un acto electoral más a favor del PP. No se olvide que un mes antes, el 30 de diciembre de 2007, el propio Ratzinger apareció por videoconferencia en la madrileña Plaza de Colón. El motivo era apoyar la concentración que, con la excusa de la familia, convocaron los obispos españoles en su campaña antigubernamental (ver “No es fenómeno político sino una Celebración litúrgica”).

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Conclusión

En realidad el comunicado obispal no aporta nada nuevo. Pide el voto al PP, en coherencia con la línea seguida por la ICR en estos cuatro años. Muchos progres pánfilos seguirán creyendo que es porque en la CEE ha triunfado el “ala dura” (por cierto, a pesar de que Blázquez tampoco ha dimitido esta vez...; ver Cope: La prueba de Blázquez). Se empeñan en ignorar u olvidar quién dirige la ICR, una organización político-religiosa estrictamente jerarquizada.

El hecho es que, una vez más, cierto jefe de estado extranjero se muestra empeñado en que se produzca un cambio de gobierno en España. Y no nos referimos ni a Bush, ni a Sarkozy, ni a Merkel (todos ellos, amigos del Vaticano), quienes también están por la labor, sino al que es a la vez el líder del catolicismo romano en todo el mundo, y que no ignora el dulce momento que vive su opción de poder planetario en los albores de la Era Neorreligiosa.

Pues resulta necio olvidar que en la época de la globalización (unipolar, pero bicéfala) la coyuntura internacional es decisiva para lo que ocurra en España (un país que, además, es contemplado como laboratorio vaticano de cara a ulteriores conquistas mundiales).

Con estos mimbres, quizá no lleguemos nunca a ver a Mariano Rajoy bajo palio (tal vez porque tiene menos carisma que el “Caudillo”). Pero, desde luego, el carácter aconfesional del estado español quedará cada vez más en entredicho.

Fonte - Cuenta Atras

Nota DDP:

Há alguns dias foi publicado um post acerca da possibilidade de se alastrar os interesses do Vaticano por toda a Europa, como em O "neo conservadorismo" europeu.

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