El Castillo de Praga resistirá hasta el final en una solitaria lucha contra la UE y su nuevo Tratado. El presidente Vaclav Klaus ni siquiera garantiza que firmará el texto si los Veintisiete atienden su última excusa con una excepción checa a la Carta de Derechos Fundamentales.
Un portavoz presidencial aseguró ayer que Klaus no se comprometerá a ninguna rúbrica ni se conformará con que la UE haga una declaración política sobre la cuestión que ahora le inquieta. Es decir que la protección de la propiedad y el derecho a una "compensación justa" en caso de expulsión forzada incluidos en el Tratado de Lisboa sirvan para que los alemanes erradicados de Checoslovaquia tras la II Guerra Mundial interpongan denuncias. Si ya es sensible tocar el tema, sobre todo para Berlín, una declaración más contundente o cualquier excepción legal que exija reabrir el Tratado es ahora impensable. Un portavoz del Gobierno de Berlín aseguró que las demandas de Klaus llegan "demasiado tarde".
El primer ministro checo, Jan Fischer, de visita en Bruselas, dijo que en su conversación telefónica con Klaus no le había parecido que el presidente fuera "tan extremo". El premier, un funcionario instalado de manera temporal tras la caída del Gobierno en primavera, reconoció que "la reputación de República Checa está en juego" e insistió en que su objetivo es que Lisboa entre en vigor a principios de 2010.
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Fonte - El Mundo
Nota DDP: O Senhor continua segurando os ventos.